jueves, 15 de julio de 2021

Prohibicionista compulsivo

Desde la desaparición de Julio Anguita, el nivel intelectual del comunismo español -por no hablar de su altura ética- ha descendido a niveles abisales. Mala baba les sobra a casi todos, pero reuniendo a la totalidad de paleocom, neocom y neo-neocom es dudoso que se logre reunir más de media neurona.

Dentro de la estupidez general descuella por lo acentuado de su idiocia -claro, que viniendo de una familia donde un licenciado en Económicas dice que los problemas de la economía se solucionan dando a la máquina de hacer dinero, qué otra cosa cabía esperar- el titular de la cartera de Consumo que, como la mayor parte de sus compañeros del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, parece empeñado en hacer justamente lo contrario de lo que el nombre del Departamento indica.

No es sólo que sea un demagogo, como sus conmilitones: eso se les supone. Es que la inanidad de sus propuestas, cuando no la profunda ignorancia de las mismas, produce vergüenza ajena hasta a aquellos que pensamos que el único comunista bueno es el que no toca poder de ninguna clase. De condenar la publicidad de las casas de apuestas -y ahí siguen- a decir que el turismo es una industria de poca importancia que no aporta valor añadido, Alberto Garzón es una prueba viviente de que más vale permanecer callado y parecer tonto que abrir la boca y confirmar las sospechas.

La penúltima -el pobre lelo es incansable- fue querer prohibir el patrocinio de alimentos como las Galletas Príncipe a la selección española, sobre la base de retirar la promoción y patrocinio de los productos que sean perjudiciales para los menores. Semejante dislate me sugiere varias cuestiones.

¿Perjudiciales sólo para los menores, y no para los adultos? ¿Quién determina qué es perjudicial? ¿Prohibir la publicidad de esos alimentos, y no del tabaco o de las bebidas alcohólicas, productos de los que el Estado saca pingües beneficios vía impuestos? ¿De qué quiere que viva la selección española, del aire? Y, sobre todo (y completamente en serio), ¿puede el Gobierno decidir tal cosa, teniendo en cuenta que (según Wikipedia), la selección de fútbol de España es, desde su creación en el año 1920, el equipo formado por jugadores de nacionalidad española que representa a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) en las competiciones oficiales organizadas por la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA) y la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), y que según la propia RFEF, es una entidad asociativa privada, si bien de utilidad pública?

Finalmente: ¿qué más les da todo eso, a una panda de totalitarios como éstos?

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: