Los políticos socialistas españoles nunca han tenido demasiada vergüenza (recuérdese la definición, fraguiana creo que era, de que un socialista era alguien capaz de sostener una cosa y la contraria, afirmando que ambas eran ciertas y progresistas), pero con el cambio de siglo su actitud rebasa con mucho los límites de la desfachatez. Algo en lo que se asemejan a sus compinches, los separatistas catalanes… a propósito de lo cual va esta entrada (algo lógico, si se considera la serie a la que pertenece).
El Tribunal de Cuentas ha impuesto
fianzas, dentro del ámbito de su jurisdicción, a varios de los secesionistas
catalanes. En lugar de mostrar arrepentimiento, las instituciones catalanas,
que los golpistas consideran como propias -otra cosa en la que coinciden con
los de la mano y el capullo, que hacen lo propio con las españolas-, han decidido
avalar con un fondo a los procesados.
Cualquier gobierno español digno
de tal nombre recurriría semejante dislate. El desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer, no. Y no sólo ha descartado recurrir el fondo del
consejo de gobierno regional, sino que ha culpado al supremo órgano
fiscalizador de actuar preventivamente.
Vamos a dejar lo de hombre precavido vale por dos, y pasaremos a preguntarnos si lo próximo será criticar también la prisión preventiva. Si les afecta a ellos, tengámoslo por seguro.
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