Como decía Forrest Gump que decía su madre, tonto es el que dice tonterías. Dicho de otra manera, no cabe pedir peras al olmo: un necio no dirá sino necedades, y de un villano no cabe esperar sino villanías.
El maricatalino ha
contemporizado -por ser suaves- demasiado tiempo con el secesionismo catalán.
Su actitud hacia quienes vulneran, día sí día también, todo el ordenamiento
jurídico, de la Constitución para abajo, ha sido, en el mejor de los casos
tibia. Así que a nadie debería sorprenderle -a mí, desde luego, no lo hace- que
incluso perteneciendo al gobierno de España (actualmente, el desgobierno
socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer) defienda abiertamente un referéndum de autogobierno en Cataluña. Ante esto, sólo me cabe decir una cosa.
Que se vaya a su casa, por traidor.
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