Uno de los problemas con los indultos a los golpistas catalanes es que ni los miembros del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, empezando por su primer ninistro, el psicópata de la Moncloa, acaban de creerse sus huecas proclamas.
Porque si tan convencidos están
de que servirán para restaurar la concordia entre los golpistas y
el ordenamiento legal (me niego a decir entre Cataluña y España),
propósito quizá loable pero abocado al fracaso más absoluto, ¿a santo de qué
posponer hasta el año que viene -a saber dónde estaremos todos por entonces… si
es que estamos en alguna parte, o si hay alguna parte en la que estar- la
reforma del Código Penal (no olvidemos que el Código Penal de la Democracia,
como tan pomposamente lo denominaron, es un engendro del biministro Bellaco),
que supondría la rebaja de las penas por el delito de sedición.
Aunque, bien mirado, si ya están indultados, tanto da que la pena por el delito desaparezca. Total…
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